martes, 19 de marzo de 2019

Testamento ideológico de COCO


Mi nombre real es Gabrielle Bonheur, y nací en Francia en el año 1883. Pertenezco a una humilde familia y mi madre falleció. Mi padre me metió en un hospicio de monjas en el cual estuve seis años aprendiendo a coser. Mis ganas de tener libertad e independencia me llevaron a abandonar el orfanato y a trabajar como dependienta en una mercería de Moulins, trabajo que compaginé con mis actuaciones en La Rotonde, un lugar de diversión para los oficiales del ejército, donde dejaba oír mi voz con temas como Ko ko ri ko y Qui qu'a vu Coco? Fue allí donde comenzaron a llamarme la “petite” Coco, el nombre con el que luego me hice conocida y entré en la leyenda. 

Resultado de imagen de coco chanelRevolucioné la moda y el mundo de la alta costura de los años de entreguerras. Rompiendo con la acartonada elegancia de la Belle Époque, su línea informal y cómoda liberé el cuerpo femenino de corsés y de aparatosos adornos y expresé las aspiraciones de libertad e igualdad de la mujer del siglo XX. 
Con este hecho, tuve un éxito inesperado y mis cambios en la moda fueron aceptados por varias clientes. Cuando el 28 de junio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, me di cuenta que los nuevos tiempos exigían un estilo mucho más deportivo y funcional, adaptado a las nuevas circunstancias. Lo primero que hice fue suprimir el corsé del traje femenino para dar mayor libertad de movimientos a las mujeres. Dos años más tarde introduje el punto en mis colecciones, un tejido que nadie había utilizado hasta entonces para la alta costura pero que encantó a mis clientes. Con punto hice el jersey, una prenda casi masculina, que fue seguida de la charming chemise dress, un vestido-camisa sin cintura ni adornos que realzaba el busto femenino, sobre el que se imponía llevar perlas. Mis innovaciones fueron aún más lejos, no sólo me atreví a acortar la longitud de las faldas y a descubrir el tobillo femenino, sino que forcé a las mujeres a cortarse el pelo cuando una noche aparecí en la Ópera con el cabello corto. Acababa de crear el estilo garçon. Tuve la idea de exponerme al sol cuando el bronceado se consideraba sinónimo de plebeyez, y también de imponer mí extrema delgadez a todas mis clientes. En este innovador estilo realicé faldas plisadas de estilo marinero, trajes de talle bajo, pijamas playeros, impermeables e, incluso, pantalones femeninos. Fui yo quien lanzó el impermeable, los trajes de tweed escocés con bisutería llamativa, el zapato de punta redonda y, por supuesto, el famoso bolso con cadenitas doradas que se llevaba en bandolera. Creé también el célebre traje negro. También se hizo famoso el conjunto que lancé en 1925 y se convirtió en la estrella de la firma: un traje con falda y chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado. Otro de mis aportes a la moda femenina fue el zapato de tacón bajo. Fue un lanzamiento revolucionario, en plena década de los años cincuenta, cuando los zapatos de tacón de aguja se hallaban en su esplendor. 
Mi perfume Chanel nº 5, se trataba de una mezcla única de sustancias florales destinada a terminar de una vez con los afectados polvos perfumados de violeta de las décadas precedentes.
Por Alicia Arona

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